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Recogida de Residuos en La Concha

El 29 de mayo, desde la Red Internacional por la Sostenibilidad Ambiental en la Lucha Contra la Pobreza, organizamos una recogida de residuos en la playa de La Concha en Donosti, junto con Tantaka y Ceit, como parte de la iniciativa Ocean Initiatives. A pesar de la limpieza diaria que se realiza en esta playa, la actividad reveló un problema persistente y oculto: el plástico. Especialmente preocupantes son los pequeños fragmentos como los pellets, y los residuos más comunes como las colillas.

Esto no debería sorprendernos, considerando que entre el 85% y el 90% de la basura marina está compuesta por plástico.

En los años 60, el plástico se consideraba un gran invento de la petroquímica, un símbolo de modernidad. Era ligero, barato y completamente maleable, ¡y de hecho, este invento ha sido merecedor de dos premios Nobel! Sin embargo, hoy en día, enfrentamos las consecuencias de su uso desenfrenado.

Tres factores han convertido al plástico en una plaga moderna:

La primera, es la expansión de su producción. Cada año se producen alrededor de 350 millones de toneladas de plástico en todo el mundo.

El segundo factor es el uso único de algunos de los productos de plástico. Artículos como las botellas de agua y las bolsas de plástico se usan en promedio solo 10 minutos antes de ser desechados, pero permanecen en el medio ambiente para siempre. De hecho, el 70% del plástico que se recoge en el medio ambiente es de un solo uso.

Por último, su duración. El plástico nunca desaparece por completo. Tarda casi 500 años en degradarse en diminutos micro y nanoplásticos que permanecen eternamente en el medio ambiente.

Esto representa un grave problema para la salud ambiental y humana. Los microplásticos tienen efectos negativos en la fauna marina y los ecosistemas acuáticos. Al ser ingeridos por organismos marinos, se acumulan en la cadena alimenticia y causan problemas como obstrucciones digestivas, daños en órganos y tejidos, y alteraciones hormonales. Se estima que matan a 100.000 mamíferos marinos y 1,5 millones de aves cada año.

Además, dado que consumimos productos del mar, la presencia de microplásticos en los organismos marinos plantea preocupaciones para la salud humana. Aunque aún no se comprenden completamente los efectos a largo plazo de los microplásticos en nuestra alimentación, es un tema de investigación activa y una potencial preocupación para la salud pública.