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Gestión Ambiental contra la Despoblación y el Desarraigo en el Alto Piura (Perú). CIPCA

Sumergidos en un mundo en constante transformación, nos enfrentamos a fenómenos demográficos compartidos a nivel global. Uno de estos fenómenos, es la disminución de la población en las zonas rurales.

Piura, el segundo departamento con mayor población del Perú, esconde un fenómeno que provoca preocupación: la paulatina disminución de la población rural. Este éxodo, protagonizado principalmente por jóvenes en busca de oportunidades en los centros urbanos, plantea un desafío para el futuro de las comunidades. La migración hacia las ciudades implica tanto un cambio en el escenario geográfico, como distanciamiento de la convivencia con la naturaleza.

Además, las comunidades rurales enfrentan desafíos importantes en cuanto a la gestión de su territorio, expresando la urgencia de un enfoque integral que promueva un desarrollo sostenible y respetuoso con el entorno. En respuesta a estas preocupaciones, el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), ha centrado sus esfuerzos en fortalecer la relación entre las comunidades locales y su entorno natural, y ha creado las siguientes iniciativas de desarrollo territorial con enfoque de cuenca, que no solo promueven el desarrollo económico y social, sino que también fomentan la revitalización del conocimiento ancestral sobre flora, fauna y ecosistemas locales.

1. Fortalecimiento de organizaciones

El fortalecimiento y la dinamización del trabajo de las organizaciones de base, así como la articulación con las entidades públicas, constituyen el primer eje de acción para la gestión ambiental. Este proceso se llevó a cabo a través de una estrategia conocida como “Lectura permanente del Territorio”.

Gracias a esta estrategia, se logró identificar una serie de organizaciones y se establecieron alianzas estratégicas con entidades públicas. Estas colaboraciones permitieron dinamizar las intervenciones en el territorio, asegurando una acción conjunta y coordinada.

Este enfoque colaborativo y multisectorial fortaleció la capacidad de respuesta ante los desafíos ambientales y fomento el sentido de pertenencia y corresponsabilidad hacia el entorno.

2. Gestión de recursos forestales

Somos parte integral de nuestro entorno, tan conectados a él como dependientes de sus recursos, por ello es nuestra responsabilidad encontrar un equilibrio para asegurar una vida plena, tanto para nosotros como para futuras generaciones.

En Piura, con una red de organizaciones fortalecidas, se llevó a cabo un exhaustivo trabajo de concienciación y acciones concretas orientadas a la conservación y recuperación de la cobertura vegetal mediante jornadas de reforestación en puntos críticos, logrando reforestar 240 hectáreas hasta 2024. Además, se activó un innovador Jardín botánico en el caserío Andanjo, destinado a preservar el germoplasma único de la microcuenca Singucate.

Paralelamente, con la asistencia técnica del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), se establecieron y fortalecieron Comités de Vigilancia y Control Forestal en las comunidades campesinas.

Para garantizar la sostenibilidad de estas iniciativas, se llevaron a cabo investigaciones exhaustivas destinadas a determinar el stock de carbono en las áreas de intervención.

3. Gestión de recursos hídricos

El recurso hídrico es un pilar fundamental en el trabajo con las organizaciones rurales, ya que todas sus actividades productivas se hallan íntimamente ligadas al flujo del agua. En este sentido, se llevó a cabo un esfuerzo colaborativo entre los actores de la microcuenca con el objetivo de fortalecer la siembra y cosecha de agua en las zonas rurales, recordando que la microcuenca Singucate es cabecera de la Cuenca del rio Piura.

Una acción clave consiste en promover el uso eficiente del agua y mantener la calidad del recurso hídrico mediante jornadas de sensibilización junto con la Autoridad Nacional del Agua (ANA). Se realizan acciones concretas como rehabilitación de reservorios, construcción de bebederos para ganado, instalación de riego tecnificado, mejora y recuperación de albarradas.

Con el objetivo de garantizar la sostenibilidad de estas acciones a largo plazo, se realizaron estudios exhaustivos y mediciones de caudales para establecer una línea base de oferta y demanda, así como el primer monitoreo de la calidad del agua por parte de la Autoridad Nacional del Agua (ANA).

4. Gestión del suelo

En la última década se ha visto un cambio radical en el uso del suelo por parte de los productores y falta de interés por parte de las autoridades, lo que ha originado la degradación y erosión de este recurso. La gestión deficiente del suelo puede desencadenar deslizamiento de tierra, destrucción de infraestructuras y disminución en la productividad agrícola. Conscientes de los riesgos, se inició un trabajo conjunto con los productores para conservar y proteger el suelo.

Este esfuerzo incluyo la rehabilitación de 1100 metros de zanjas y la construcción de 750 metros de diques de piedras para controlar la erosión y reducir la posibilidad de deslizamientos. Se realizaron labores de limpieza en los caminos vecinales para evitar la degradación de los suelos.

Al trabajar en colaboración con los productores y tomar medidas prácticas, se contribuye a reducir los riesgos asociados a la gestión inadecuada del suelo y se promueve un desarrollo sostenible en la región.

5. Lecciones aprendidas:

  • Mantener una vigilancia constante del territorio es fundamental para identificar tanto las potencialidades como las problemáticas que existen en la región.
  • Trabajar con un enfoque de cuenca hidrográfica facilita el relacionamiento y el desarrollo territorial de las poblaciones rurales.
  • Es esencial fortalecer las organizaciones de base en las comunidades locales. Estas organizaciones proporcionan una plataforma para la participación ciudadana, la toma de decisiones colectivas y la implementación de proyectos de desarrollo sostenible.
  • La reforestación es un proceso a mediano y largo plazo que requiere un plan de mantenimiento sólido para respaldar la siembra inicial de plantones, garantizando el éxito a largo plazo del proyecto y maximiza los beneficios ambientales y sociales.