El Tigray, la provincia más al norte de Etiopía, es una región con un clima seco, donde las condiciones de vida son extremadamente difíciles. Aproximadamente el 80% de la población del Tigray reside en zonas rurales y se dedica principalmente a la agricultura y la ganadería de subsistencia. Como consecuencia del cambio climático, en los últimos años se han observado cambios en los patrones de lluvia y sequias.
En la Woreda de Kilte Awulaelo discurre el río Mesanu, la fuente que alimenta otros ríos hasta llegar al Nilo Azul, el principal afluente del Nilo. El rio Mesanu riega numerosas tierras de cultivo, lo que permite a las familias agricultoras tener hasta dos cosechas al año. El principal problema del rio es el patrón torrencial de las lluvias, que causa aumentos repentinos en el caudal, acelerando la erosión de las riberas, afectando las zonas de cultivo y reduciendo las tierras cultivables.
Con la finalidad de mejorar la situación, se llevó a cabo una investigación para comprender los impactos del cambio climático, identificar las vulnerabilidades y diseñar estrategias de adaptación efectivas. El primer paso fue consultar a las diferentes comunidades agrícolas ubicadas en las riberas del rio Mesanu e involucrar a las autoridades, para llevar a cabo un diagnostico profundo de la situación. Tras elaborar un informe detallado sobre los problemas más urgentes del rio, se identificó la necesidad de involucrar a las comunidades en el cuidado del rio.
Para ello, se decidió comenzar con la rehabilitación del azud, la estructura de regadío para las tierras agrícolas, ubicado cerca del pueblo que da nombre al rio. La comunidad se implicó desde el principio en los trabajos de rehabilitación, ya que el azud estaba en mal estado debido a la erosión provocada por las crecidas.
Tras la rehabilitación del azud, se llevó a cabo la plantación de plantas, arbustos y árboles en las riberas del rio, para estabilizar el suelo, crear una barrera natural en las crecidas, reducir la contaminación del agua, generar hábitat para la biodiversidad y regular el microclima.
A medida que el proyecto ha avanzado, la comunidad ha mantenido su compromiso con la protección del río, plantando cada vez más árboles y plantas en las riberas. A pesar de que la erupción del conflicto en Tigray ha alterado las necesidades y las prioridades de las comunidades, sigue siendo evidente el esfuerzo persistente de las mismas. Es por ello que consideramos muy importante tanto la motivación e implicación de la comunidad, como el sentimiento de arraigo de una comunidad con respecto a su entorno.